CUANDO EL ASESINATO DE CIVILES ES COSA DE TODOS LOS DÍAS
CRÓNICAS DEL CONFLICTO ARMADO *
Los diarios de la época reflejan mejor que nadie la realidad de la violencia cotidiana que sufrió la sociedad.
El 4 de junio de 1975 el ingeniero Amelong, argentino de 53 años de edad, casado, padre de 10 hijos, salió a las 7.20 hs. de su casa, en la calle Victoria 119, en el Barrio Fisherton, emplazado en la zona residencial de Rosario.
Iba manejando su automóvil Torino y lo acompañaban su hija Inés de 17 años y una compañera de estudios de la joven.
Amelong se proponía dejarlas frente a la facultad pública de Ciencias Bioquímicas donde cursaban en pleno centro, cuando al llegar a la esquina de Avenida Córdoba y la calle Guatemala fue interceptado por una pick up desde la que lo ametrallaron dos personas que ocupaban la caja, luego descendió uno de ellas y le disparó a través de la ventanilla apuntando de cerca al ingeniero.
Amelong recibió más de 10 impactos en la cabeza, el cuello y el pecho y cayó muerto en el acto, apoyado sobre el volante. Un proyectil hirió a su hija Inés y muchos otros quedaron incrustados en los libros que ella llevaba sobre su falda, su amiga Elena Drueta que viajaba en el asiento trasero resultó ilesa.
Los asesinos, llevaban cascos amarillos de plástico y mamelucos azules cuyo uso se ha generalizado en la industria de la construcción, todos pertenecían a la organización terrorista Montoneros.
Inés Amelong fue auxiliada por vecinos del lugar del atentado que, herida gravemente y sangrando, la llevaron al “Hospital Centenario”, el más próximo al lugar del ataque, donde tras más de un mes de cuidados intensivos, salvó su vida.
Minutos más tarde llegaba una comisión de la Seccional 17º de Policía Provincial, y brindaba contención a la amiga, que no lograba salir de su estupor.
El cuerpo del ingeniero Amelong, fue colocado sobre la acera, donde los médicos confirmaron el deceso. Sus familiares no recibieron reparación por parte del Estado, ni pudieron ejercer su derecho a la Verdad y a la Justicia.
* (Testimonio brindado para CELTYV por sus hijos Juan Daniel y Javier Amelong)